PH: @ Sebastian Arpesella
PH: @Jorge Macchi
Una sombra voraz
De Mariano Pensotti / Grupo Marea
Jean Vidal es un escalador, hijo de un famoso alpinista que desapareció intentando llegar a la cumbre del Annapurna en 1989, cuando él era pequeño. En 2017, con 40 años y antes de retirarse, Jean quiere intentar completar la escalada en la que murió su padre. Pero al hacerlo algo absolutamente inesperado le sucede y vuelve famosa su historia.
En el 2021 se filma una película sobre lo que le pasó a Jean Vidal. Para interpretarlo convocan a Michel Roux, un actor cuya carrera viene un poco estancada en los últimos años. Realizar la película cambiará su vida y hará que descubra que su biografía tiene más de un punto en común con la historia de Vidal.
Durante la obra, vemos en escena juntos por primera vez a Jean Vidal y Michel Roux. Cada uno representa su versión de la experiencia.
Ambas historias se van narrando de manera intercalada, evidenciando los paralelismos y diferencias entre la realidad y la representación ficcional de los hechos.
Acerca de la obra:
En tiempos recientes me encontré a mí mismo obsesionado por las noticias, cada vez más frecuentes, de escaladores desaparecidos hace décadas cuyos cuerpos están apareciendo en montañas alrededor del mundo a causa del derretimiento del hielo que produce el cambio climático. Como si la naturaleza, violentada al extremo, nos estuviera devolviendo los muertos que durante tanto tiempo ocultó.
En los últimos cinco años, en lugares tan disímiles como Suiza, el Himalaya, Canadá y Argentina cuerpos congelados en el tiempo se hicieron visibles al ritmo de la desaparición de la nieve y los glaciares.
Escalar una montaña siempre fue mucho más que un caprichoso esfuerzo físico de trepar rocas. Siempre fue una metáfora de otra cosa: un cambio de punto de vista, un observar más allá, una ascensión hacia el cielo, un vínculo diferente con el costado desafiante de la naturaleza. Inevitablemente, en tiempos recientes, el capitalismo ha hecho de las escaladas algo muy distinto y también altamente metafórico: un turismo depredador y competitivo lleno de sponsors, donde es frecuente dejar morir a los débiles por el camino en pos de llegar a la cima.
Petrarca está considerado el padre del alpinismo. Su libro “Ascensión al Mont Ventoux” narra su escalada a dicho monte en 1336. Es un libro fascinante por múltiples razones, pero especialmente relevante para nuestra obra por dos motivos: el Mont Ventoux queda muy cerca de Avignon, y si bien Petrarca presenta su expedición como absolutamente real está casi probado que fue ficcional, no sucedió más allá de la imaginación del escritor italiano. Y algo más, él mismo escribe que subió la montaña como una persona y bajó convertida en otra. Suele decirse que, independientemente de las implicancias personales en su vida, Petrarca subió el monte como un hombre medieval y bajó como un renacentista. El futuro impulsor de un humanismo que, aunque justamente cuestionado en muchos aspectos, no parecería una mala idea recuperar para el oscuro mundo contemporáneo.
Una sombra voraz es también una historia de padres e hijos. Padres desaparecidos cuyos hijos mitifican y padres presentes cuyos hijos desprecian. Así como el cambio climático está derritiendo los hielos del mundo, el tiempo parece deshacer los mitos que las familias forjan a su alrededor.
En Una sombra voraz vemos en escena a sólo dos personas: alguien real a quien le ha sucedido algo extraordinario y un actor que interpretó a esa persona y su historia en una película. Ambos nos cuentan y representan sus vivencias, por momentos interactuando entre ellos, generando un intercambio entre el original y su reflejo.
Siempre me fascinaron las películas que retratan historias de personas aún vivas. ¿Qué sucede con esas personas al ver su retrato ficcional? ¿qué les ocurre a los actores que interpretan a alguien real? ¿en qué medida ambas vidas se modifican? Pensar en cómo la ficción transforma la realidad es también una manera de reflexionar sobre cómo se cuenta una vida, cómo nos narramos a nosotros mismos.
Una sombra voraz es, justamente, un proyecto que investiga el formato de “historia documental ficcional”, algo que es presentado a la audiencia como real pero cuyo componente de ficción es casi total.
Elenco: Cédric Eeckhout, Élios Noël
Texto y Dirección: Mariano Pensotti
Escenografía y Vestuario: Mariana Tirantte
Dramaturgista: Aljoscha Begrich
Música y Sonido: Diego Vainer
Luces: David Seldes
Producción artística: Florencia Wasser
Colaboración Artística: Laurent Berger
Asistencia de dirección: Juan Francisco Reato
Una producción de Festival D’ Avignon para el proyecto Itinerancia. En coproducción con Wiener Festwochen (Vienne), Théâtre du Bois de l’Aune/Biennale d’Aix-en-Provence, Éclat-Centre National des Arts de la Rue et de l’Espace Public-Aurillac, CCAS les activités sociales de l’énergie, La Vignette Scène conventionnée Université Paul-Valéry (Montpellier), Théâtre de Grasse, Théâtre du Champ au Roy (Guingamp)